La Cerámica de Manises
protagoniza la actualidad en el
Museo Nacional de Cerámica
González Martí de Valencia
Cuando en el mes de Julio pasado me entrevisté con el Sr. Coll, Jaume Coll Conesa, Director del Museo Nacional de Cerámica González Martí de Valencia, en las excavaciones que estaba haciendo en Manises , en el “Barri d’Obraors”, había salido a la luz una información relacionada con Manises y su Cerámica.
El Ministerio de Economía y Hacienda, a través de la Agencia Tributaria , había aceptado la donación de 6 platos de Reflejo Metálico, en forma de pago de impuestos, una vez estudiados y aprobada la operación por la Junta Calificadora.
Le informé que para Manises y sus ciudadanos -sobre todo ceramistas- sería importante conocer los detalles de la operación, mejor dicho, los detalles de la donación, de los platos, del siglo que eran, así como las características de los mismos. No opuso ningún obstáculo y se lo recordé -por correo electrónico- en el mes de Agosto.
Esta semana he tenido la ocasión de poder hablar con él y cumpliendo lo que me prometió me ha enviado la información que le solicitaba y que ahora publico para que todos los que estén interesados puedan conocerla. Como siempre, tanto los textos como las fotografías, se pueden copiar, imprimir, reenviar, guardar, etc. NO EXISTE NINGUNA RESTRICCIÓN NI PROHIBICIÓN, ya que lo importante es divulgarlo y darlo a conocer a cuantas más personas mejor.
También adelanta alguna primicia sobre lo encontrado en las excavaciones del Barri d’Obraors del pasado mes de Julio, de las que en breve emitirá su informe y -por supuesto- daré a conocer.
Jaume Coll ha colaborado estrechamente con Manises , concretamente con la Asociación AVEC-GREMIO , que le ha publicado su excelente trabajo sobre LA HISTORIA DE LA CERÁMICA VALENCIANA, que pueden leer en este enlace que les incuyo y que todo manisero y amante de nuestra cerámica no debe de dejar de leerlo.
Gracias por darme todos los detalles y no poner ningún tipo de trabas a la información, lo que le agradezco públicamente.
Pepe Esteve Navarro
Hace unos días los medios de comunicación se hacían eco de la noticia, emitida por el gabinete de prensa del Ministerio de Cultura, relativa a la aceptación de pago por dación al Estado de seis importantes platos de loza dorada. Se trata de grandes fuentes decoradas en dorado y azul, de la producción Manisera del siglo XV, y que han sido asignados a los fondos del Museo Nacional de Cerámica “González Martí”. Representan la producción cerámica de mayor calidad hecha en la Europa de su tiempo, usada y encargada por la realeza, la nobleza y los mercaderes más ricos de su tiempo, como nos recordaba el fraile Francesc Eiximenis en su obra “Regiment de la cosa pública” (1383), un escrito aleccionador redactado para los jurados de la Ciudad de Valencia como modelo de virtud en la gestión pública y que por ello se exhibía encadenada para lectura de todo interesado. Eiximenis en el capítulo XIV, titulado “les especials belleses de la ciutat de Valencia”, señalaba: “Pero sobretot és l’obra de Manises , daurada e maestrívolment pintada, que ja tot lo món ha enamorat, en tant que lo papa e los cardenals e los prínceps del món per especial gracia la requeren…”.
La incorporación de estas piezas al museo valenciano es un hecho de la mayor relevancia, sirviendo para saldar una deuda histórica, ya que nuestros museos no conservaban, hasta ahora, piezas completas de tal nivel y calidad, que sólo podían ser contempladas acudiendo a lugares como el Museo de las Termas de Cluny, el Museo de Cerámica de Sèvres o El Louvre en París, el British Museum o el Museo Victoria y Alberto en Londres, o la Hispanic Society de Nueva York. Los valencianos podían conocer estas extraordinarias piezas visitando en España el Museo Arqueológico Nacional, el Museo de Cerámica de Barcelona o el de Artes Decorativas de Madrid, incluso el Museo de Bellas Artes de Bilbao o la colección del Instituto Valencia de Don Juan (Madrid), lugar que recibió una de las dos últimas lozas de extraordinaria calidad que abandonaron el territorio valenciano hace algo más de cien años, como nos recordaba Manuel González Martí en escritos de la época, algo desesperados, llamando a recabar fondos para evitar su salida. Nuestros museos (Museu de Ceràmica de Manises , Museo de Paterna, Museo Nacional de Cerámica) apenas exhiben las evidencias fragmentarias obtenidas por la investigación arqueológica, generalmente desechos de cocción de gran valor documental pero insuficientes para que los visitantes de nuestros Museos alcancen a vislumbrar su extraordinaria calidad que les confirió su importancia histórica. Cierto es que la organización de exposiciones temporales ha permitido acercar a Valencia durante algunos meses muchas de esas grandes obras procedentes de Cluny o del Museo Arqueológico Nacional. También el Museo Nacional de Cerámica consiguió adquirir hace una década dos platos de finales del siglo XV y un tarro de farmacia de inicios del mismo siglo, éste procedente de la desaparecida colección de arte medieval realizada por el magnate armenio Dikran Garabed Kelekian (1868-1951).
Lo excepcional del caso estriba hoy tanto en la extraordinaria rareza de estas cerámicas en el mercado de antigüedades, lo que las convierte en obras deseadas por los coleccionistas, como en la dificultad de establecer unos valores económicos que orienten a los gestores culturales en su adquisición. Hemos constatado que, subasta tras subasta, sus precios se multiplican exponencialmente como ocurrió en una de las celebradas recientemente en Christie’s en la que un lote muy importante fue adquirido a precios astronómicos para un museo islámico de reciente creación.
El ingreso de estas piezas en el Museo Nacional de Cerámica coincide con el inicio de la primera campaña de excavaciones arqueológicas sistemáticas en el “Barri d’Obradors” de Manises , lugar donde se situaron las fábricas de esas lozas desde el siglo XIV. Este programa de investigación se desarrolla por el Museo Nacional de Cerámica y el Museu de Ceràmica de Manises , bajo la dirección de Jaume Coll Conesa y con la colaboración de Josep Pérez Camps, director del Museu de Masnises, y de la especialista italiana formada en el Museo Nacional de Cerámica Marta Caroscio. Ha contado con el apoyo económico de Fundación Aena, de la Asociación de Ceramología, de la Asociación de Cerámica y Vidrio y el soporte en infraestructura de la Asociación de fabricantes AVEC-Gremio, cuya sede se ubica hoy en el mismo barrio y a escasos metros del yacimiento investigado.
Las seis nuevas piezas ingresadas en el Museo y que se presentarán al público a partir de noviembre, son representativas de las producciones de finales del siglo XIV o primeros años del siglo XV. La más antigua de ellas es un gran plato con motivos inspirados en las afamadas lozas de Málaga, que presenta decoración con un tema llamado “orla de peces” (nº 1). El inicio de producción de esta serie debe situarse entre 1370/80, cuando platos con esta decoración fueron colocados como ornato en la fachada de la romana basílica de Santa María la Maggiore, y su final hacia la tercera década del siglo XV. Otros dos platos muestran una decoración floral con rosas góticas en relieve (nº 2) y flores de puntos (nº 3), temas que se inspiraron en las raras porcelanas o las sedas chinas de los primeros Ming que llegaban a Europa por la ruta de la seda. De hecho esas rosas góticas presentan un extraordinario parecido con las peonías que empezaron a pintarse en las porcelanas del periodo Hongwu, algo anteriores. Fragmentos de estas series han sido encontrados abundantemente en las excavaciones de Manises , también entre los restos que rellenaban el foso del castillo de Dordrecht (Holanda), destruido en 1410, y aparecen también representadas en la pintura gótica de su tiempo, como en la predela de la Santa Cena de Solsona del maestro Jaume Ferrer. Esas flores de puntos decoran un gran plato con el escudo de Felipe el Bueno de Borgoña que debe fecharse entre 1416 y 1428 y acompañan generalmente otros temas, como los epigráficos góticos “AVE MARIA”, de los que hemos encontrado en Manises platos desechados unidos por fallos de cocción, o el motivo de “la corona”, visible en el plato más representativo de la serie hasta el momento conservado en el Museo Nacional de Cerámica en el que el tema se une al heráldico de las barras de Aragón. De la misma época son los fragmentos de la serie de la flor de nuez moscada o “brionia”, también aparecidos en nuestra excavación.
Dos platos pertenecen a las producciones del tercer cuarto del siglo XV, uno de ellos portador de un escudo que representa a un toro –una posible alusión al emblema heráldico de los Boil (nº 4), señores de Manises y detentadores de los derechos de la producción de loza dorada-. La decoración de esta pieza muestra una retícula geométrica en dorado con rosas azules diseminadas por su superficie, en todo semejantes a algunas halladas en las excavaciones que recientemente hemos practicado en Manises . Esa misma decoración se encuentra en la tabla de la Virgen y el Niño de Juan García Benabarre (activo entre 1449 y 1476) en la que vemos una fuente con frutos servida por un ángel en la que destacan claramente las rosas góticas. Su reverso exhibe el excepcional dibujo de un ciervo de gran calidad (nº 5), que sólo era visible cuando la pieza se colgaba del muro tras su uso. La decoración de un segundo plato se preside por un escudo partido con el emblema de los Centelles en el jefe y con tres lises sobre un tupido fondo con el tema llamado de “hoja de hiedra” (nº 6). Para fechar esta decoración conocemos otros platos similares de Manises con la heráldica del rey Juan II y Blanca de Navarra, o jarros con el escudo de Piero el Gotoso Médici, posteriores a 1466, o del abad de Poblet Miguel Delgado (1458-1478).
La última gran pieza del conjunto es un plato de finales del siglo XVI con el escudo de Aragón y Sicilia cuartelado en aspa (nº 7), alusivo al dominio siciliano de nuestro rey Fernando el Católico.
La excavación practicada en Manises en la presente campaña, que merece un artículo dedicado, ha ofrecido mucha más información importante, como loza de inicios del siglo XIX de imitación alcoreña, producciones de loza dorada, azul y policroma de Manises del siglo XVIII, así como restos de cerámicas en todos los estados de fabricación que nos permiten conocer los procesos técnicos utilizados. También se han hallado grandes paquetes de vertidos de los siglos XVI y XVII que clarifican la producción local durante la oscura época de la expulsión de los alfareros moriscos (1609). Lo más significativo, sin embargo, ha sido el hallazgo de un importante conjunto de lozas del siglo XIV decoradas tanto en azul y dorado como en verde y manganeso clarificadoras de las primeras lozas que llevaron a Manises al reconocimiento de su excelencia glosada por Francesc Eiximenis.
Director del Museo Nacional de Cerámica
(Para ver con más detalle cada plato, pinchar encima de la imagen una o dos veces)